[ESTO ES ADQUIRIDO DE OTRA WEB)
Inicios (1954-1969)
En aquellos días de su infancia, además de su pasión por la música, García sentía un profundo interés por la mitología griega, aspectos del cosmos y los dinosaurios. Esa rica vida interior funcionaba como un refugio frente a la rigidez impuesta por el mundo exterior, incluido el estricto régimen disciplinario derivado de su educación musical.
Una noche, Mercedes Sosa fue a cenar a casa de los García Moreno. Al escuchar tocar el piano a Carlitos, le comentó a Ariel Ramírez: «Este chico es como Chopin». Orgullosa, su madre Carmen Moreno no dejó de decir que su hijo era un verdadero genio a cuanta persona se le acercara. El chico amaba la música clásica y odiaba lo popular, al igual que sus padres. Apenas dormía ―sentía que si lo hacía era una pérdida de tiempo― y se pasaba los días enteros interpretando a Chopin y Mozart.
Años después, Los Beatles constituyeron un cambio radical para su vida; su música le abrió su espectro musical para siempre. Con ellos, llegaron también los Rolling Stones, Bob Dylan, The Byrds, The Who, entre otros. Allí acabó su carrera de músico clásico. Pidió a gritos que le compraran una guitarra eléctrica, se dejó el pelo largo y comenzaron las peleas con su padre, quien esperaba que se convirtiera en concertista o en ingeniero. Esta relación nunca más lograría componerse; aunque no tenían problemas económicos, empezó a insistirle en que saliera a conseguir algún trabajo para financiar sus «vicios». Con su madre fue distinto:
"Yo siempre supe adónde iba a llegar Carlitos. Después de que nacieron mis otros hijos y nietos me di cuenta que él era especial. A mí a veces hasta me daba miedo porque decía: «¿Cómo puede ser que un chico de tres años pudiera tocar cualquier cosa en el piano?». Charly fue una cosa especial; hago mal en decirlo, pero era así".
Carmen Moreno, madre de Charly.
Sui Generis (1969-1975)
Charly García asistió al Instituto Social Militar Dr. Dámaso Centeno, un colegio del barrio Caballito. Desde los primeros años solía escapar de las clases, para ir a tocar el piano al salón de actos. Allí formó su banda To Walk Spanish junto a Juan Carlos Bellia, en la que hacían versiones de Jimi Hendrix, The Byrds, Rolling Stones, etc. Luego, en la secundaria, conoció a Nito Mestre que también tenía una banda junto a Carlos Piégari llamada The Century Indignation (‘la indignación del siglo’). Allí se únen Nito Mestre y Charly García y forman Sui Géneris.
Cuando estaban por empezar sus presentaciones, a García le llegó la llamada del servicio militar obligatorio. Al segundo mes, García insultó a un oficial; como castigo decidieron enviarlo al frío sur argentino, pero gracias a las influencias de su madre, terminó en Campo de Mayo. Tiempo después, García debió ser internado en el Hospital Militar por un soplo en el corazón provocado por un tubo de anfetaminas de su madre. En esa larga noche en que García pensaba que iba a morir, compuso «Canción para mi muerte», el primer éxito de Sui Géneris.
En su desesperación por salir, aprovechó el pedido de una enfermera de trasladar en camilla a un muerto hasta la morgue, pero en lugar de llevarlo ahí, lo arrastró hasta el casino de oficiales, lo sentó en una mesa y se ubicó junto a él. Para completar la escena, pidió una bebida cola para cada uno. Eso motivó una investigación psiquiátrica que lo determinó bipolar con personalidad esquizoide y fue dado de baja. El diagnóstico es considerado polémico, ya que el aplanamiento afectivo característico de los esquizoides nunca estuvo presente en Charly García.
Con el retorno de García, el grupo comenzó con sus actuaciones, ya como dúo junto a Nito Mestre, porque los demás se habían ido. García componía todas las canciones (música y letra) y hacía los arreglos. Los arreglos de voces los hacían en conjunto con Mestre. Bajo las influencias de Elton John y Bob Dylan, Charly García y Nito Mestre se juntaron en Sui Géneris sin saber que cambiarían la historia del rock nacional.
"Debo reconocer que al principio me atrajo esa admiración que despertábamos. Pero de todos modos, nunca me sentí cómodo en el papel de ídolo".
Charly García.
Con Vedia en guitarra, Alejandro Correa en bajo, el baterista Beto Rodríguez y Carlos Piégari en los coros, se estrenaron fue como teloneros del grupo Huinca, comandado por Litto Nebbia. Después, salieron de gira como soportes de Pedro y Pablo; y León Gieco los invitó a participar en un concierto en el Teatro de Luz y Fuerza. Se conocieron, la admiración fue mutua y a partir de allí Gieco y García se convirtieron en «amigos del alma». De a poco García se fue metiendo en el medio y consiguió trabajo como tecladista en la banda Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll y junto al debutante Raúl Porchetto.
Una noche, a la salida de un recital, se le acercó una chica y le dio su teléfono. Más tarde la llamó: su nombre era María Rosa Yorio, quien por entonces estudiaba teatro. Empezaron a salir clandestinamente porque el músico tenía su novia oficial llamada Maggie. Pero un día María Rosa se cansó y le dijo que eligiera entre ella o Maggie. La eligió a ella. Como las relaciones de estos jóvenes no eran del todo buenas con sus familias, pronto se mudaron a una pensión en Aráoz y Soler, y más tarde a otra un poco mejor en el barrio de San Telmo. Ninguno de los dos tenía una buena entrada económica así que fueron tiempos difíciles, aunque poco les importaba. Eventualmente ellos llegaron a tener un hijo: Miguel Ángel García (actualmente músico).
Después de incursionar por todas las compañías grabadoras, los Sui Géneris encontraron apoyo en el productor Pierre Bayona y pudieron sacar en el mes de noviembre su primer disco, Vida. Se transformó en un inesperado y verdadero éxito ―sobre todo entre los adolescentes―, pero a la vez muchos roqueros salieron a criticar por «blandos» a estos dos adolescentes de aspecto desgarbado. A García, la nueva de «famoso» le molestaba. Hacía lo imposible por no asistir a lugares donde hubiera mucha gente aunque todavía no se había convertido en el ídolo que sería después. Era muy tímido y solo disfrutaba de los momentos encerrado con su mujer y amigos.
El grupo se consolidó en octubre de 1973 al editar el segundo trabajo discográfico: Confesiones de invierno. Y fueron muchos más que un simple grupo de rock.
La situación política en el país se tomaba cada vez más difícil. La Triple A combatía con violencia cualquier cosa que no le gustara. No era un buen momento para atacar a las instituciones. Y justo eso era lo que se le había ocurrido hacer a García. Pequeñas anécdotas sobre las instituciones reunía un par de temas que no iban a superar la censura: las canciones «Botas locas» y «Juan Represión» debieron ser suplantadas por otras, y otros temas debieron modificar sus letras antes de entrar el estudio de grabación. Pero en un recital que ofrecieron en Montevideo decidieron darse el gusto de cantarlos. La situación por la que pasaba Uruguay era similar a la de este país y la policía los arrestó casi sobre el escenario. Fueron llamados a declarar. El primero en hablar fue García y sobre la marcha cambió las letras de las canciones. El resto de la banda aseguró que no las sabía, ya que ellos eran simples músicos, y todos pudieron salir pronto en libertad.
El disco fue muy elogiado aunque no vendió como se esperaba. Esto deprimió mucho a García, y decidió separarse del grupo. Al enterarse, los productores pusieron el grito en el cielo. Para calmar los ánimos, García les propuso hacer un recital de despedida. Y nada menos que en el Luna Park. Nadie creía en la disolución del grupo. A los carteles que publicitaran el megarrecital por toda la ciudad se sumaron los grafiti de los fanáticos de la banda. Adiós Sui Géneris fue un espectáculo que reunió a más de veinticinco mil personas y plantó un precedente histórico en el rock nacional. A la salida, García se fue a cenar con María Rosa a un restaurante de la avenida Corrientes. Allí estaba León Gieco con su mujer, que habían presenciado la presentación. La decisión estaba tomada.