Las ciencias exactas, las materias más odiadas.

La gran mayoría de los estudiantes conservan malos recuerdos de las matemáticas, la física y la química.
En mi experiencia como alumna, y docente particular de nivel medio he notado que esto ocurre, porque dichas materias se imparten tradicionalmente como conceptos abstractos, llenos de fórmulas matemáticas, con teoremas y reglas que se deben memorizar. Sin ningún acercamiento a la cotidianeidad.
Recuerdo dos alumnos de nivel medio que representan un claro ejemplo de esto, el primero, no lograba entender el concepto de un número negativo, y me decía que se mareaba con los signos. Podía realizar perfectamente los cálculos, incluso invertía el orden de los números de forma de poder realizar las operaciones, pero no colocaba bien los signos.
Entonces le pregunté si alguna vez le había quedado debiendo dinero al kioskero, me dijo que sí. Con esa respuesta volví a explicarle tratando de que asocie la idea de "deberle dinero al kioskero" a los números negativos y de "poseer dinero" a los positivos. Esta vez, cuando realizó el cálculo, logró resolver correctamente el ejercicio, razonando cada paso.
La segunda era una alumna que se negaba a estudiar o practicar los cambios de unidades en física, porque le resultaban un ejercicio tedioso e inútil, y sufría las clases en la escuela, porque llevaban semanas practicando sistemas de unidades.
Para la siguiente clase que tuve con ella, me hice con una regla, una cinta métrica y un centímetro. Entonces le pedí que con la cinta métrica me dijese cuanto media un renglón, con la regla cuanto medía la mesa y con el centímetro cuanto tenía de ancho la ventana. Obviamente se mostró confundida, pero le insistí que intentara tomar al menos una de las medidas.
Al intentar con el reglón se encontró con la dificultad de estar midiendo con el instrumento equivocado, le pedí que intentara tomar la medida con el centímetro y luego con la regla.
Finalmente utilicé ese ejemplo práctico, para explicar la necesidad de medir en diferentes unidades y de tener equivalencias entre ellas. Mi alumna se mostró mucho más interesada en la materia luego de eso, y con el paso del tiempo, ella misma empezó a buscar ejemplos de la vida cotidiana en los distintos temas que iba aprendiendo, y me consultaba si eran correctos.
Las odiadas ciencias duras, forman parte de nuestra vida, y utilizamos sus conceptos a diario sin darnos cuenta.
Sin embargo, por alguna razón, eso difícilmente llega a las aulas.
Por mi parte, trato de utilizar la estrategia, de ejemplos de cotidianeidad en mis clases, para transmitir a mis alumnos algo de la pasión que yo siento por las ciencias que explican los fenómenos naturales.

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