Precio por cantidad nacieron para multiplicarse entre sí: constituyen el volumen, una masa amorfa que se valoriza o se desvaloriza aunque nuestras expectativas son necesariamente que su valor crezca día a día.
Y hago hincapié, casi con gracia, en eso de «la masa amorfa» porque quiero apuntar al hecho de que es absolutamente necesario asimilar que VOLUMEN es un concepto distinto al de precio y es un concepto distinto al de cantidad. Es una tercera condición con características específicas.
El hecho entonces de que sea una cosa nueva y distinta con respecto al precio y la cantidad tiene consecuencias CONCRETAS a nivel operativo.
Para llegar a entender de qué se tratan tales consecuencias concretas en el nivel operativo hay que introducir el concepto de VALORIZACIÓN que, en definitiva, no es otra cosa que el valor que le damos a los elementos (EL VALOR SE DEFINE COMO UNA APRECIACIÒN SUBJETIVA: SEA DE UNA PERSONA EN PARTICULAR O DE UN CONJUNTO DE PERSONAS Y SIEMPRE EN RELACIÒN A OBJETOS).
En definitiva, si estamos ante un volumen, casi siempre representable moneda de curso legal, le tenemos siempre que prestar más atención que al precio del activo o su cantidad y esto desconsiderando que el volumen depende tanto del precio como de la cantidad.
Esa desconsideración va a ser hija de nuestra necesidad de tener en un solo vistazo una mirada al dato primordial. Precio o cantidad no son importantes en sí mismos sino solamente como constitutivos del volumen que esperamos ver crecer.
De todas maneras, el precio, para nosotros, vendrá necesariamente, después de la cantidad: puesto que la cantidad a comprar será nuestra primera decisión y dependerá enteramente de nuestro criterio.