Puede que muchos de vosotros/as os hayáis encontrado con dificultades cuando el profesor de filosofía os ha pedido por primera vez que escribierais un ensayo filosófico o un ensayo sobre un tema de filosofía.
Tener dificultades es completamente normal. Desde pequeños, a lo largo de toda nuestra educación se nos enseña que aprender consiste en estudiar unos contenidos y después reproducirlos de la forma más literal posible.
Pero cuando el alumnado alcanza cierta edad y se le empieza a exigir un trabajo de elaboración propia, los problemas pueden aparecer fácilmente. Ya no se trata solamente de estudiar y reproducir los contenidos de la materia, sino de estudiarlos y saber empatarlos, unirlos e integrarlos en una reflexión general, en la que también se añadirán nuestras propias ideas personales.
Para ayudar a quienes se enfrentan a un ensayo filosófico por primera vez, o a quienes no se les dan demasiado bien y quieren mejorar sus resultados, propondré una serie de consejos que espero sean de utilidad.
1. Cuida la redacción y el estilo
Este consejo en realidad se aplica a cualquier tipo de ensayo, no solamente al filosófico. Puede parecer una tontería, pero el hecho de esmerarse en la redacción y en el estilo empleados al escribir puede ayudarnos a cincelar nuestros pensamientos y estructurar nuestras ideas.
Por ejemplo, es tremendamente útil unir en un párrafo todas aquellas ideas que tengan relación entre sí y, dentro de cada párrafo, diferenciar cada una de estas ideas mediante puntos y hacer ver mediante conectores las relaciones que existen entre ellas.
El uso de ejemplos es una herramienta que nos permitirá darle a nuestro ensayo un aspecto más atractivo y demostrar que verdaderamente estamos entendiendo aquello sobre lo que escribimos.
2. Sé intelectualmente sincero
La libertad de opinión es un derecho que todas las personas tenemos. Pero que tengamos derecho a decir algo no significa que eso que digamos sea correcto. Mucha gente confunde ambas cosas y, cuando le toca hablar sobre un tema del que no tiene ni idea, empieza a despotricar amparándose en el derecho a la libertad de opinión.
En un ensayo filosófico debemos evitar esta actitud. No escribas nada sobre cosas que no sabes. No debemos ser pretenciosos. El objetivo de un ensayo no es dar una imagen de «inteligente» de cara a la galería, sino aclarar nuestras ideas e intentar llegar a una conclusión. Y si al final del ensayo tenemos aún más dudas que al principio... ¡recoge esas dudas y ponlas como conclusión! Puedes hacer como Sócrates y concluir que sólo sabes que no sabes nada. Sé intelectualmente sincero.
3. En filosofía la originalidad está sobrevalorada
En filosofía a veces se valora demasiado el ser original. ¿Por qué se da esta sobrevaloración? Creo que podemos señalar dos razones. En primer lugar, porque se piensa que lo único que hacemos quienes estudiamos filosofía es improvisar e inventar nuestros propios razonamientos. Esto no es así.
Es cierto que la filosofía exige originalidad, pero ésta sólo tiene valor cuando se han estudiado los argumentos de los grandes filósofos anteriores a nosotros y se han entendido y podido ver sus posibles fallos. La originalidad sin conocimiento profundo del problema no vale nada.
En segundo lugar, porque cuando uno se enfrenta a un ensayo filosófico de temática libre, piensa que tiene que tratar una temática nunca abordada anteriormente. Y cuando se intenta hacer esto, normalmente sale mal.
Encuentra a tu profe de filo ideal
La filosofía tiene más de dos siglos de historia; pocos campos vírgenes quedan, por no decir ninguno. En lugar de buscarlos, considero que es mejor atacar posiciones arbitrarias. ¿Qué entiendo por una posición arbitraria?
Entiendo aquella posición que un autor mantiene sin aportar argumentos para defenderla, o como mucho aportando argumentos malísismos. Es decir, que en el fondo la defiende de forma arbitraria, la defiende simplemente porque le viene en gana defenderla.
Las posiciones arbitrarias son un blanco perfecto que atacar, pudiendo demostrar, con ello, que manejamos buenas armas filosóficas (es decir, buenos argumentos) y que somos diestros empleándolas en combate (es decir, que sabemos usarlas de forma adecuada y coherente).
Consejo extra. 3 fuentes muy útiles
Os dejo tres fuentes muy útiles para empaparnos en ideas filosóficas. La primera es la Stanford Encyclopedia of Philosophy. Está en inglés, pero aún usando el traductor de Google podemos obtener información coherente y entendible. Con entradas de diferente índole, podemos buscar acerca de los más diversos temas.
Por ejemplo, podemos leer entradas como «Tought experiments» (experimentos mentales), que tienen un contenido muy específico, o bien leer entradas como «Inmanuel Kant», con un contenido más general. Cada entrada es escrita por un profesional especialista y se actualiza constantemente (para que luego digan que la filosofía no avanza).
La segunda es la Enciclopedia filosófica on line. Está en español y sus entradas (a las que ellos llaman «voces») se organizan por autores y por temas filosóficos (por ejemplo, el principio de causalidad, bioética, etc.). Al igual que en la SEP, cada entrada es escrita por un profesional especialista y actualizada constantemente.
La última es este curso de filosofía de Youtube, especialmente los 10-15 primeros vídeos. Explican desde 0 los fundamentos de la filosofía, y lo hacen de una manera clara y amena. Es perfecto para quien quiera iniciarse en esta disciplina.
Así, al cuidar estos tres puntos y consultar información en estas tres fuentes, conseguiremos una buena forma (pues emplearemos un estilo de redacción claro, sencillo y limpio) y un buen contenido (pues estudiaremos el conocimiento filosófico ya existente y, a partir de él, elaboraremos nuestro ensayo sólo con aquello que hayamos entendido).