María Pilar Menna Battauz

Si entras a mi aula, lo primero que vas a notar es que aquí el conocimiento se toca, se construye y se vive. Mi filosofía es simple: si un niño puede manipular lo que está aprendiendo, ese conocimiento no se olvida más.
¿Cómo aprendemos en mis clases?
Matemática en 3D: Olvídense de las cuentas abstractas y aburridas. Usamos tapitas, dados, billetes, balanzas y bloques. Aprendemos fracciones repartiendo pizza real o geometría construyendo cuerpos con palitos. ¡Los números dejan de ser dibujos en el pizarrón para convertirse en herramientas que podemos tocar!
Ciencias de laboratorio: No leemos sobre la naturaleza, la traemos al aula. Hacemos experimentos caseros, plantamos, mezclamos sustancias y observamos procesos. En mis clases de Sociales, nos convertimos en arqueólogos o ciudadanos de otra época a través de dramatizaciones y juegos de rol.
Lenguaje en acción: En PDL, las palabras cobran vida. Jugamos al 'Scrabble' gigante, hacemos teatro de sombras para entender a los personajes o creamos susurradores para compartir poemas. Escribimos para comunicarnos de verdad, no solo para completar el cuaderno.
El juego como motor, no como distracción
Para mí, el juego es el trabajo más serio de la infancia. En mis clases, se aprende jugando porque el juego activa la atención, la memoria y el trabajo en equipo. No jugamos 'después' de trabajar; jugamos para descubrir conceptos, para ensayar soluciones y para perderle el miedo a equivocarnos.
Mi experiencia me ha demostrado que cuando un alumno se divierte mientras usa material concreto, el clima del aula se transforma. Los chicos dejan de preguntar '¿cuánto falta para el recreo?' porque el recreo mental ocurre mientras estamos aprendiendo.