Hoy hablamos de múltiples tecnologías (ventajas en el uso) que son parte de nuestra vida profesional, familiar y un sinfín de etcéteras…. ¿Pero realmente conocemos y sabemos utilizarlas?
En la actualidad que hoy nos toca vivir, leemos como cada vez, de forma vertiginosa, salen nuevas tecnologías, aplicaciones y mejoras sobre las ya existentes. Es tal la diversidad de cosas que hoy tenemos a nuestro alcance que nos saturamos y no llegamos a incorporarlas a todas a la vez y mucho menos, ¡a usarlas!
Solemos definirnos con un montón de títulos que dieran a entender que somos unos cerebros en el manejo de las tecnologías, ¿pero realmente las conocemos en profundidad? Si bien pueden surgir infinidad de respuestas, hoy les traigo mi punto de vista… una mirada reflexiva y personal…
Creo que lo que usamos cada día de forma cotidiana es lo que realmente conocemos. Y ese es el verdadero valor que debemos darle. Para qué saber un montón de aplicaciones o comandos si después solo usamos un 10%? Que ese porcentaje se convierta en nuestro 100 % real de uso. De esta manera, no solo vamos a poder tener un criterio de elección y uso coherente más mesurado, ¡sino que no vamos a tener que correr más por la zanahoria que está en nuestra cara!
Como me decían de chica: “mejor aprender y saber menos, pero seguro, que aprender mucho y hacer agua”. No es cerrarse a los cambios y a las vertiginosas tendencias, pero sí hacerlo en la medida de cada una de nuestras capacidades, sintiéndonos bien y tranquilos. ¡No tenemos que saber de todo a nivel de doctorado! No, simplemente usemos y aprovechemos en su cuota justa y verán que se vive mejor.
Aprender con criterio y según nuestras capacidades son las mejores cualidades para vivir libremente ¿Te animas a aplicarlo? ¡Adelante!
