A la hora de introducirnos al terreno de la Psicología, lo primero con lo que nos topamos es con una dificultad para definir qué es y de qué se ocupa. Al respecto, hemos de afirmar que no existe una definición única y compartida por todos los profesionales y académicos del campo psi acerca de qué es la Psicología y de qué se ocupa. Sino que por el contrario, la Psicología se nos presenta más bien como un campo fragmentario y plural, y no como una sola y única disciplina.
Es decir, se trata de un campo “fragmentado” en diversas “ramas”, “enfoques”, “escuelas de pensamiento”, o “corrientes”, las cuales postulan diferentes objetos de estudio (la consciencia; la conducta; la comunicación; el aprendizaje; la cognición; el inconciente; etc.) y métodos que resultan incompatibles entre sí. Entre las corrientes más conocidas -o clásicas- se encuentran: el Conductivismo, la Gestalt, el Comportamentalismo, el Cogitivismo, el Sistemismo, la Psicología social, el Psicoanálisis –aunque cabe aclarar que éste último no es considerado psicología, puesto que postula la existencia del “inconciente” como hipótesis de trabajo; no obstante forma parte del campo psi-, la Psicología de grupos, etc.
De este modo, vemos que dicha pluralidad responde a diferencias radicales, en los fundamentos. Vale decir, en los postulados ontológicos (¿qué existe?) y epistemológicos (¿cómo lo conozco?). De ahí radican los debates históricos en torno a la cuestión de si la psicología constituye una rama de las ciencias naturales o de las ciencias humanas, etc. Pues, se trata en el fondo, de debates filosóficos y epistemológicos que hacen a la complejidad del campo. De manera que, resulta imposible el intento de reunir todas las ramas y enfoques bajo un único paradigma.