Son muchas las situaciones en lo cotidiano en las cuales experimentamos una relación con el arte, aún sin darnos cuenta. Actualmente, se nos hace autómatico tomar una foto estilo selfie con alguna escultura que hemos descubierto al irnos de vacaciones, con paisajes o situaciones que nos resultan atractivas.
Asimismo, pasamos muchas horas en casa viendo películas y consumiendo imágenes que si bien son diversas, poseen una decisión estética detrás: estudios sobre el color, la composición, la luz, etc. Muchos de nosotros leemos habitualmente artículos de interés, revistas y libros. Libros infantiles támbien, que hacen un amplio uso de la imagen como recurso o recordamos frases que alguna vez hemos leido.
La experiencia estética, la sensibilidad por el arte, no es solo la contemplación sino tambien la experimentación. Para comprender mejor este tema, podría remitirme a un ámbito familiar a todos: la cocina. Cuantos de nosotros experimentamos cierto placer al tocar cosas, amasar, mezclar, componer, la magia de la transformación!.
En el universo plástico, sucede lo mismo. Las experiencias que tenemos en el dia a dia son el puntapie inicial para plasmar ideas, todo el mundo que nos rodea puede ser inspirador de una gran obra de arte. Desde un detalle pequeño hasta grandes momentos, viajes, encuentros, personas, recuerdos, olores, texturas, sensaciones y podría seguir enumerando.
Estudiar artes nos permite capitalizar este tipo de vivencias y transcribir lo que deseamos comunicar a un lenguaje plástico, un lenguaje sensible, que comunica desde otro lugar, con nuestras particularidades y saberes. Como todo auqello que nos es necesario decir.