Los valores son una guía para nuestro comportamiento diario. Son parte de nuestra identidad como personas, y nos orientan para actuar en la casa, en el trabajo, o en cualquier otro ámbito de nuestras vidas.
Nos indican el camino para conducirnos de una manera y no de otra, frente a deseos o impulsos, bien sea que estemos solos o con otros.
Nos sirven de brújula en todo momento para tener una actuación consistente en cualquier situación.
Cuando actuamos guiados por valores no lo hacemos por lo que dirán o nos darán los demás. Actuamos por convicción, sin importar si otras personas nos están viendo.
La diferencia con otros comportamientos es que cuando creemos verdaderamente en una conducta que para nosotros representa un fundamento de vida, actuamos según esa creencia, sin que nos importe lo que digan los demás.
Los valores nos ayudan a proceder según lo que consideramos que está bien o mal para nosotros mismos. En otras palabras, cuando actuamos guiados por valores lo hacemos sin esperar nada a cambio que no sea nuestra propia satisfacción y realización como personas.
En una de mis sesiones, les facilito a mis clientes una herramienta que les volverá a conectar con sus valores, con su verdadera esencia, poder alinearlos con sus objetivos, recuperando la valentía y la autoestima suficiente para llevarlos a la acción.
Esta sesión funciona muy bien para tomar acción en los objetivos que el cliente se había propuesto al comenzar el proceso.